miércoles, 11 de junio de 2008

bien solo canto mi alegría

La muerte es juicio, sobretodo pre-juicio, y castigo. El carácter justiciero de la muerte manifestado por su gobernador, Dios, le lleva a crear castigo para todas las mujeres venidas a nacer, crear castigo por un crimen cometido solo ante la Ley. Una ley nacida simplemente para bautizar el nacimiento de su poder, del poder. Parece que detrás de Dios se esconde el hombre, el del rabo y el mando. Porque la historia de Dios lo es también de otro sometimiento, el de la naturaleza y el de las que hasta la ascensión de los dioses al cielo habían sido sus sustentadoras simbólicas: las mujeres.

El Génesis es la mejor lección de historia, en el aparece la separación del hombre de la tierra: “por ti será maldita la tierra; Con trabajo sacarás de ella el alimento todo el tiempo de tu vida” y le arrojó Dios del Jardin del Eden “a labrar la tierra de la que había sido tomado”. La menstruación y los dolores del parto constituían el castigo de Eva “multiplicare en gran manera tus trabajos y tus pequeñeces, parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará”. El pecado de Eva es la sed de conocimiento, la caída es el símbolo de su rebeldía, iniciándose una represión para crear fuertes cimientos que aseguren por los siglos de los siglos la nueva situación. (“No tolerarás que una bruja viva” éxodo 22:18.).

El génesis se nos presenta, por toda su tremenda violencia, como una de las pruebas irrefutables de una situación anterior a la que tiene que derrotar: el matriarcado y la religión de la diosa, de la que hablaremos a lo largo del camino.


1 comentario:

Anónimo dijo...

oye, soy roger el dibujante, si me pasa tu dirección de correo te mando una pollada en agradecimiento a tu reseña de "La verdad es ilegible"
mandamelo aqui:
pepetmerda@yahoo.es
un abrazo.