viernes, 16 de mayo de 2008

refugiarse en el laberinto


«lo más genuino de Oteiza es esa formidable potencia que él mostró, y en donde en parte reside su condición de genio, pero un genio muy paradógico; esa capacidad que tuvo para dar forma al mismo tiempo a las dimensiones míticas, estéticas, científicas, políticas y religiosas de la práctica artística».

«Entendió como pocos que la tarea eterna del arte es dar forma al caos, al abismo, la existencia, el límite. Estaba fascinado por el laberinto, él mismo es un laberinto, pero también él siempre intentaba extraviarse y refugiarse en el laberinto, y también escapar de él. En esa contradicción es donde nos aporta realmente un bagaje, un abanico de propuestas, ideas y poemas realmente excepcionales. Pero también un conjunto de ideas que el tiempo se ha encargado de volverlas obsoletas».
Fernando Golvano (via Gara)

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