El pueblo de los molinos de agua
Un anciano que arregla la rueda de un molino dice tener la " edad ideal de 103 años", y afirma: " A decir verdad, vivir es bueno. Es estupendo."
Todo el pueblo interviene en un funeral. Hay una divertida fanfarria y todos parecen despedir a un viejo y buen amigo con el que han convivido largo tiempo. El anciano se vuelve al viajero y concluye: " Feliz el que muere diciendo a los demás : " gracias por todo."
Podemos decir con Sastre, vocero de los miedos del individuo, en su lecho de sueños de vejez, dos años antes de su muerte: “ la muerte: no pienso en ella. No entra en mi vida, está fuera. Un día, mi vida cesará, pero quiero que, en ningún caso, este abrumada por la muerte. Quiero que mi muerte no entre en mi vida, que no la defina, ser yo siempre una llamada a la vida”. Autocomplacientes pero sabias palabras de un autonombrado intelectual.
Se apaga la llama,
decadencia del cuerpo.
En la vejez y en la enfermedad sé doblan las campanas muchas veces antes de tiempo y el duelo se anticipa.
Morirse bien. Morirse amado y con alegría recordado, morir en paz,
habla la conciencia,
con el sacerdote en la habitación,
cerrarle los ojos, besarle los labios.
1 comentario:
Bravo por esos comentarios y por los cortes de la película. Kurosawa me ha gustado siempre, de modo que anoto Dreams en mis pendientes.
Saludos!
P.S. ¿Circulos3 eres uno o sois varios?
Espero desvelarlo en mi próxima visita.
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