"La inmersión precoz en el mundo ficticio que organizan las "nuevas tecnologías de lo virtual" constituye, seguramente, una forma de educación, pero ¿para qué?; lo podemos deducir verosímilmente de su principales características. Es un mundo de sensaciones rápidas y violentas en el que uno está solo y en el que experimenta un sentimiento de omnipotencia. En este sentido, y por el hábito que crea, se asemeja a la droga. el espacio y el tiempo de la vida ordinaria quedan como suspendidos, substituidos por la instantaniedad de la trasmisión a través de la pantalla y de su red mundial: así considerado, pertenece a la esfera del juego, pero no lo es , ya que no se opone a la vida corriente como una libertad superior, ni siquiera pasajera y ilimitada, sino más bien como una sumisión más completa, una prueba cuya finalidad es comprobar la capacidad de adaptación al medio puramente artificial y tecnificado que pronto será el nuestro."
Jaime Semprum, El abismo se repuebla, PRÉCIPITÉ
( Imagen: Ivan Brun)
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