martes, 26 de octubre de 2010

El Mañana


Llamaron al timbre de la puerta que dividía su mundo interior de la ciudad. No abrió. Llamaron a la puerta. No abrió. Llamaron a la puerta, vieron su sombra; no abrió. Lloro sangre. El ser pura sangre se preguntó qué dibujaron en sus mentes para no entender sus palabras.”¿Qué dibujaron en sus mentes para no entender nuestras palabras?” No estaba solo.

Podemos asegurar, cualquiera que pudiesen haber sido, que los que llamaron a su puerta eran la Institución. Podemos asegurar, cualquier institución que pudiese haber sido, que fue la Institución.

El ser llora. La Institución cree en el miedo. El mañana empieza eternamente mañana.

( grabado: Goya)

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