martes, 26 de octubre de 2010

Ángel Fernández- Santos

Reconozco que al principio me descolocaba enfrentarme a las críticas cinematográficas de Ángel Fernández- Santos, sus críticas eran duras, viscerales; pero pronto se convirtió en una costumbre esperar El País el viernes para asentir su verdad, porque demostró con el paso de los años lo justo de sus argumentos y donde veía ataques despiadados ahora emergen la honestidad y una prosa poética en defensa de la poesía del cine .En este tocho La mirada encendida, editorial debate, ( 600 paginas) encontraras una selección de sus escritos, a veces en un tono tan exaltado que resulta muy divertido y risible.

Es una pena que algunas críticas que tengo en la cabeza se hallan quedado fuera…como la de The Doors, cagarro defecado por Oliver Stone donde deformo la imagen de Jim Morrison hasta miniaturizarla como un pelele.

Pero en el libro tiene unas palabras para los ni asesinos ni natos:
“ Una cosa es representar la negrura de la violencia humana, y otra fotografiar el acribillamiento y el descuartizamiento de peleles seudohumanos. Una cosa es el crimen como desquiciada respuesta a las preguntas que las sociedades generadoras de violencia anidan, y otra la visualización del exterminio de una fila de gente en forma de efecto de dominó.”
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“Dice Lars von Trier: “ Los actores no interpretaron, vivieron la película”. Y poco a poco, libérrimamente, fueron trazando las líneas interiores de la cartografía de un pequeño universo sin propiedad privada ni instinto de acumulación , es decir: sin idiotez económica, una forma de relación personal donde no existen fronteras entre el deber y el derecho, es decir: sin idiotez jurídica; un ámbito de de disfrute, de juego y el sexo sin celdas opresoras ni territorios sagrados, es decir sin idiotez moral; un hábitat apacible donde no entra el concepto de jerarquía ni la tentación de poder, es decir sin : sin idiotez política. “Nada más hermoso me ha ocurrido que ser un idiota que vive con otros idiotas”, dice un personaje, que así desvela la idiotez como metáfora de la lucidez.”
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“ La cámara de Philibert es porosa, libre, no tiene prisa, sabe esperar, se mueve en un tiempo sin rupturas ni elevaciones dramáticas, tiene sed de espontaneidad y absorbe delicadamente el hormigueo de los rostros y los comportamientos de los niños galvanizados por su maestro. La cámara de Philibert acecha en busca de signos y gestos. No acumula planos, sino que los funde en una sola toma, lo que crea la impresión de que el filme es todo él un único plano, una única mirada que logra hacernos ver algo tan invisible como el crecimiento: esa mínima niñita subida en una silla haciendo fotocopias; la rara capacidad de los niños para distinguir lo masculino de lo femenino; el prodigio de la captura del flujo de mentes abiertas; la busca de la niña perdida en un trigal, la conmovedora despedida del maestro.”



“ Se ve materialmente crecer a los niños en el milagro documental de Ser y tener: un pequeñín llora al sentirse abandonado en la escuela mientras otro niño, ya crecido, llora al ver que la escuela lo abandona. El gozoso y doloroso círculo de la conquista del ser y el saber se cierra, y se abre de nuevo el viejo caudal inagotable del poema pedagógico, una de las fuentes esenciales del cine.”
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Rocky IV” LA CLOACA

"Una de las escenas de nacionalismo demagógico más indecentes de la historia del cine está en- la por otros conceptos genial película- Alexandr Nevski, de Serguei Eisenstein. Recuérdese la gran batalla del lago y las asombrosas composiciones plásticas alcanzadas allí, en las que, aunque llevan la cara tapada por armaduras, se puede reconocer quién es guerrero ruso y quién alemán a vista de pájaro, con sólo verles morir. Los rusos mueren como cisnes, los alemanes como cerdos.
(…)
“La diferencia radica en que la desvergonzada mentira nacionalista de Alexandr Nevski estaba protegida por la deslumbrante verdad cinematográfica de las formas con que aquella falacia estalinista era contada, mientras que en Rocky IV las formas de narrar lo narrado en esta burda reaganista son todavía más imbéciles – entendida esta palabra en sentido clínico – que sus subnormales contenidos.”
(…)





“Uno, que en buena parte identifica a Hollywood con el cine, así, en mayúscula, se resiste a creer que aquel maniantal de oro se haya convertido en esta cloaca.”

Ángel Fernández- Santos, La mirada encendida, Editorial Debate

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