“- ¡Dios mío! ¡Qué gente es esa...! - Tranquilízate, ellos no tienen la culpa. Hay que tenerles lástima y tú te enojas. - Tú los vistes, tienen la mirada vacía. ¡Cada minuto piensan en no darse barato, en cómo venderse más caro! ¡Que les paguen cada vibración de su alma!”
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