TARKOSVKI en el bosque (1): Andrei Rublev.

“¡Mira! Pasé delante de este abedul cada día y nunca lo noté. Cuando sabes que no lo volverás a ver es mas significativo.”

Sin bosque no hay cobijo. Fuera, la paja es agrupada siniestramente en los campos; como desechos, despojos producidos por los humanos. Como la envidia, la vanidad, la falta de integridad, de Kirrill.
En las entrañas del bosque borbotean los procesos de la vida: los caminos de las hormigas, misteriosas aguas pantanosas, la serpiente en la tierra; incluso la muerte desprende su halo fértil a la tierra: una garza en putrefacción bajo el árbol.

Frente a los grandes árboles y al río se parlamenta sobre las maldades."Nunca es demasiado tarde para arrepentirse.” Allá arriba la crucifixión, en un monte pelado, un árbol a lo sumo, de testigo, y la nieve en los corazones inmovilizados.

El canto del fuego y de los ruiseñores, agua y juego, la repetición de un acto, desnudez y risa: es primavera frente al monje; “¿Qué pecado? La noche es para hacer el amor, ¿es el amor un pecado?”.
Los ejércitos ortodoxos de la conversión serán los encargados de reprimir la religión de la vida al borde del bosque, “Porque son unos malditos paganos. No creen en un Dios”.Ella huye, también de la conciencia del monje, para esconderse de los soldados en la floresta. El bosque es siempre lugar de huida, de los poderes. A veces caes sin llegar a sus orillas, a sus lindes.

“Estos bosques son impenetrables. Estoy todo rasguñado. La gente de la localidad esta acostumbrada. Para ellos todo es una cuestión de costumbre. No necesitan pensar, sus días pasan tal como acostumbran. Pero quizás... conscientemente disfrutan de la manera en que los días se arrastran”.

Pero las cosas de los hombres se resuelven fuera del bosque.
ICONOS DIVINOS CON LOS COLORES DE LA NATURA.