viernes, 17 de septiembre de 2021

la melancolía del género




Judith, tú has analizado la melancolía del género en tu trabajo, ¿encuentras que se halle en el libro de Beatriz?

Judith Butler: Algunos psicoanalistas dicen que Beatriz se imagina todopoderosa, creída, ocupando todos los lugares, en su libro. Pero lo que yo encuentro muy interesante, es que ella nos invita a un campo de experimentación entre dos extremos que son, de un lado, su posición, y del otro, aquel de la diferencia sexual defendido por los analistas. Lo que es peligroso, es pensar que la masculinidad es una cosa bien delimitada y la feminidad otra, y que ambas no pueden ser sino así. También, la melancolía de la que hablo aparece sobre todo en la formación de identidades rígidas. Si yo exclamo golpeándome con el puño: “¡Yo soy homosexual!”, u otra cosa, si mi identidad se convierte en una cosa que afirmo, que debo defender, hay entonces rigidez. ¿Cuál es la necesidad de fijarse de una vez por todas? ¡Como si yo conociera mi futuro, como si pudiera ser un todo continuo! Existen formaciones identitarias que se defienden de sentir alguna perdida, y es ésta la melancolía del sujeto homosexual la que me interesa. Tomemos ciertas formas de hipermasculinidad o de hiperfeminidad en la cultura heterosexual, ellas tienen cierto aire queer (performativas), porque son hiperbólicas. Un hombre, por ejemplo, que tenga miedo de tener el menor rastro de feminidad en él, y que viva al acecho de cualquiera de ellos. En el mundo gay y lesbiano también puede haber una cierta “policía de identidad”. Como si, en tanto que lesbiana, no seré sino lesbiana, no tendré sino sueños lesbianos, no tendré sino fantasías con mujeres. A menudo la identidad puede ser vital para hacer frente a una situación de opresión, pero sería un error utilizarlo para no afrontar la complejidad. No se puede saturar la vida con la identidad.

Beatriz Preciado: Comencé el libro con un luto, la muerte de Guillaume (Dustan), y hoy en día, hago el luto de la identidad, no seré jamás verdaderamente lesbiana, jamás verdaderamente un transexual, y este luto resulta ser realmente liberatorio. Yo pude haber decidido no tomar más testosterona, pero eso hubiera sido melancólico. La cuestión es cómo hacer el luto de la política de identidad.

Ursula Del Aguila

Imagen: Carol Rama

 

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