Cuando le pregunté acerca de sus acuarelas, Quentin Blake me respondió más o menos esto:"Si me pregunta de qué me han servido todos mis años de dibujo, puedo responder con la cabeza muy alta, porque el dibujo es una disciplina intelectual en cuyo marco el trabajo produce sus frutos. En el dibujo se va progresando durante toda la vida, y se sabe exactamente el camino que se ha recorrido. Todos mis dibujos del pasado están contenidos en los dibujos que ejecuto hoy. Pero si se me pregunta a dónde he llegado con el color, me veré obligado a decirle que no lo sé. Aunque sin duda no estoy más adelantado que hace cincuenta años".
Viniendo de mi acuarelista favorito, la lección obliga a reflexionar. Y recuerdo los años de clases de los pedantes que pretendían enseñar el color. Peroraban agitándolo por su química, por su refracción, por sus necesidades melódicas, como si se tratase de una cosa conocida cuya llave tintineara en el fondo de su bolsillo. Y si les pedimos a esos profesores que nos muestren sus acuarelas, sufrimos una gran decepción. (...) De modo que mis acuarelistas preferidos abordan el juego cromático sin ciencia.
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