viernes, 5 de junio de 2015

GRATITUD


   ¡Dioses solares!
¡Espíritus fluviales de la sangre!
Por la vida misma
por los dones no concebidos
por mi misma muerte que sobre mi corazón
ha de tener un hueco sin respuesta.
¡Gracias!
Por mi fracasada sombra
por mis estíos y mis otoños
mi labios mis turbulencias
mis éxtasis mi solitaria frente sin orillas
por mis terribles presentimientos de la humana derrota
mis visiones cósmicas
y por los maravillosos goces de una misteriosa aurora
sobre el sueño de la tierra.
Por mi destino tendido en la tiniebla
la angustia de mi tiempo y la mentira
de las estrellas sobre mi cabeza
girando en sumida impotencia.
Por cada latido de mi entraña hacia la luz
por cada humilde paso de mi ser
desarrollándose en germinal crecimiento
desde su sombrío caos incomprensible
hasta la ruta solar de la eternidad.
Por las tempestades de un infinito mar
de rebeldía que sobre mi pecho se vuelca.
Por lo incumplido
por lo mezquino de mi existencia
por la expresión silenciosa
de una amorosa consciencia total
que en la palma de mi mano se alberga.
Por todo esto
por mi pasión de armonía
por todo aquello que no puedo decir
pues me quiebra en los labios
de esta época miserable
preñada de grandiosos terribles augurios.
¡Dioses solares!
¡Espíritus fluviales de la sangre!:
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

Miguel Labordeta Imagen: Cy Twombly

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