domingo, 15 de diciembre de 2013

Dicen «una ideología» como mi madre decía «un marido».


En la izquierda neo-comunista (véase Slavoj Zizek, Alain Badiou y compañía) se habla del resurgimiento de la política emancipatoria a escala global, de Wall Street al Cairo pasando por Atenas y Madrid, pero se anuncia con pesimismo, la incapacidad de los movimientos actuales de traducir una pluralidad de demandas en una única lucha antagonista. Zizek retoma la frase de William Butler Yeats para resumir su arrogante diagnóstico de la situación: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de apasionada intensidad.” Los gurús de izquierda de la vieja Europa colonial se obstinan en querer explicar a los activistas de los movimientos Occupy, del 15M, a las transfeministas del movimiento tullido-trans-puto-maricobollero-intersex y postporn que no podemos hacer la revolución porque no tenemos una ideología. Dicen «una ideología» como mi madre decía «un marido». No necesitamos ni ideología ni marido.

Beatriz Preciado “Decimos revolución”.
Fotografía : Shomei Tomatsu

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