

"Honrando un culto a la inmortalidad, y no a la muerte."

"Este acto obsesivo de reafirmación de mis vínculos con la tierra es realmente la reactivación de creencias primitivas...[en] una fuerza femenina omnipresente, la imagen que permanece tras haber estado rodeada por el vientre materno, es una manifestación de mi sed de ser."

"Mis obras son inmersiones en la naturaleza, en los elementos mismos que me produjeron, utilizo la tierra como lienzo y mi alma como instrumento", escribe Mendieta. Exploró para ello la riquísima tradicion de la santeria, sincretismo cubano que mezcla la simbología animista de los cultos yorubas con la iconografía del catolicismo contrareformista español; y la llevó a donde mejor sabía, primero al cuerpo, su propio cuerpo de mujer, sujeto paciente de la violencia, el erotismo y la muerte; y en los últimos años a la naturaleza, lugar de deseo y disolución, donde situaba el " duplicado" que contenía el contorno y las proporciones de su cuerpo, pudiendo prescindir de sí misma como objeto de la obra y trabajar directamente con la forma, el residuo y la huella. Una huella que ha quedado como modelo e identidad ideal de un arte que convirtió la desesperación y el exilio en éxtasis y transporte.
Ana Mendieta: Earth and Body Whitney Museum of American Art, New York


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