viernes, 21 de noviembre de 2008

los últimos del bosque

Los Angoula, familia de pigmeos baka que habita en la reserva de Dja, en Camerún, son propiedad de Romeo Ninty (jefe bantú, con camiseta roja). También le pertenecen los Wombo, los Ngopka, los Mbelanga. "No pueden irse porque trabajan para mí", dice Ninty.

Los últimos pigmeos

Emocionante reportaje con fotos de Isabel Muñoz que saboreo via El sueño del cartógrafo.

Nómadas, sin derechos, tierra o identidad: unos cientos de miles habitan en los grandes bosques de África. Las talas masivas les empujan a sobrevivir en asentamientos.

Para ellos el bosque está repleto de sonidos y mensajes, tiene su propio espíritu, Edjengui, el dios generoso y personal que les proporciona cuanto necesitan.
En simbiosis han vivido durante siglos y nunca fue problema para nadie. Hasta que la explotación de la madera, el oro verde, ha comenzado a adquirir dimensiones colosales. El ingreso por las exportaciones del sector maderero en Camerún se ha multiplicado por 25 en una década. Y las selvas tropicales aquí se han convertido en botín para las empresas forestales, los cazadores furtivos, los madereros ilegales; para las arcas del Estado y para mucho intermediario.
La madera exótica está de moda en Europa. Italia y España son de los mejores clientes.

"La autoestima. Individual y de grupo. Fuera del bosque no existe. Somos los últimos de los últimos", había afirmado en Abong-Mbang Heleine Aye Mondo. Ella es la fundadora de Caddap, una asociación cuyas siglas la definen: centro de acción para el desarrollo permanente de los pigmeos autóctonos. ¿No es ella misma una excepción, como mujer y como baka?: "No creas, entre nosotros la mujer es fiera y ocupa un rol muy poderoso: construye el mongulu, trae a los hijos, los educa y no hay ninguna decisión que el hombre no le consulte".

Los proyectos que desalojan a los indígenas de sus tierras e imponen el progreso causan una miseria incalculable. Esto no es sorprendente: el progreso -la convicción de que 'nosotros sabemos más'- comparte con el colonialismo el efecto de apropiación de tierras y recursos nativos. Los indígenas no sobreviven a esta situación. Por el contrario, cuando están en sus propias tierras y eligen su propio desarrollo, simplemente prosperan".

"El asentamiento de Menzoh es bien distinto: niños malnutridos, jóvenes pululando desocupados, ancianos deteriorados y la mayoría de hombres adultos alcoholizados, la única actividad posible en este lugar de casas de barro barridas por el polvo rojizo que levanta el trasiego continuo de camiones. Un reguero que viene de los países vecinos. Como las lágrimas de ese bosque "que llora", que dicen ellos. Y sí, podría ser: basta ver los troncos gigantescos de sapelli, moabit, ayous, azobe e iroco cruzar en toda su longitud a cada rato... "Ése, cien años; ése, más; ése, otros tantos...". Quizá no sea llanto, pero sí la prueba evidente de que el mundo pigmeo se desvanece ante sus propios ojos."

>LOLA HUETE MACHADO

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