"La  huída enloquecida del mundo por los caminos  de Compostela, el refugio en la oración, el asilo de la Iglesia o el remanso de  paz de la vida monástica no fueron, por fortuna, los únicos impulsos de los  hombres de la Edad Media en pos de la salvación eterna. A muchos de ellos los  arrastró otra corriente, igual de poderosa: la del milenarismo, el sueño del  milenio, mil años de felicidad que era tanto como decir la eternidad instaurada  en la Tierra, o más bien restaurada.A diferencia de sus contemporáneos, los milenaristas no confundieron sus sueños con la realidad; intentaron hacerlos realidad, que es algo muy distinto y mucho más espiritual. En vez de por la vil resignación, optaron por el rechazo, la insurrección, la revolución.
Las aspiraciones milenaristas tienen su punto de partida en el Apocalipsis, que anuncia una novedad decisiva: la Jerusalén Celeste descenderá sobre la Tierra. El mito se carga de sueños revolucionarios; mejor aún, los sueños revolucionarios son portadores del mito milenarista."
Un libro Yves Delhoysie - Georges Lapierre para pepitas de calabaza editores
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